Virus transmitidos por murciélagos

Cromosoma Filadelfia

 El cromosoma filadelfia fue descrito por primera vez en 1960 por los científicos Peter Nowell y David Hungerford, que le dieron el nombre de la cuidad donde se situaban los centros de investigación en los que trabajaban. Más tarde, en 1973 Janet Rowley detectó que la causa por la cual se formaba este cromosoma era la traslocación genética.

Este cromosoma es una anormalidad genética que se forma como resultado de una translocación recíproca entre los crosomas 9 y 22. Como resultado de esta translocación se forma un cromosoma 9 más grande de lo normal, y un cromosoma 22 de pequeño tamaño, al que se denomina cromosoma filadelfia.



Las roturas de los cromosomas afectan al gen ABL en el cromosoma 9 y al gen BCR en el cromosoma 9. En condiciones normales ambos genes se encuentran separados en distintos cromosomas, pero cuando se produce esta translocación los dos genes se sitúan en mismo cromosoma, originándose el oncogén BCR-ABL. Este gen codifica para una proteína con actividad tirosina-quinasa, que interactúa con la subunidad receptora interleuquina 3beta(c). Esta interacción favorece la transcripción del BCR-ABL de forma continua, lo que provoca alteraciones en enzimas reguladoras del ciclo celular, provocando que las células de la estirpe mieloide crezcan y se dividan sin control. También inhibe el proceso de reparación del ADN, lo que causa una gran inestabilidad del genoma.

Esta anomalía cromosómica se ha observado en torno al 90% de los pacientes enfermos de leucemia mieloide crónica, en un menor porcentaje en pacientes con leucemia linfoblástica aguda y en algunos casos de leucemia mielocítica aguda.

Estudios posteriores han descubierto que el cromosoma filadelfia solo se encuentra en las células precursoras de las células sanguíneas y que no se transmite a la descendencia, es decir, no se hereda.

Las técnica de diagnóstico empleadas para detectar la presencia del cromosoma filadelfia son:

-FISH: esta técnica emplea sondas de ADN marcadas con un fluorocromo. La sonda de ADN tendrá una secuencia de nucleótidos complementaria a secuencias de los genes BCR y ABL, que son los genes diana es decir, los que queremos detectar. Si al observarlo al microscopio se observan dos puntos luminiscentes juntos, esto indica la presencia del oncogén BCR-ABL, lo que indica la presencia de un proceso de translocación.

-Southern Blot: es una técnica parecida al FISH, pero con la particularidad de que emplea una sonda de ADN que tiene como diana el gen ABL-BCR, no a los dos genes por separado.

-PCR: se emplean primers u oligonucleótidos específicos para la amplificación de los genes ABL y BCR.

A finales de los años 90, se identificó el Imatinib como un posible fármaco inhibidor de la actividad tirosinquinasa, lo que permitió su uso como posible terapia contra la leucemia mieloide crónica. Estudios posteriores demostraron que este fármaco inhibe la proliferación de las células hematopoyéticas que presentaban el oncogén BCR-ABL es decir, no elimina las células tumorales pero si que limitaba su crecimiento. A pesar de esto, existe una alta tasa de recaída en pacientes tratados con este fármaco.

Comentarios